sentimientos encontrados

El día que volvió a verle, Lucía comprendió que esa manera en que lo había echado de menos no era normal. Y aunque no quería enñoñarse porque hasta esa inocente palabra le sonaba demasiado grande sabía que sentía algo especial por pequeño que fuera. Sabía que el chico raro jamás se fijaría en ella, por eso tomó la determinación de hacer oídos sordos a sus sentimientos, si de ahí iba a nacer un sentimiento importante, ella prefería no asistir al parto. A pesar de que sabía que iba a costarle cada vez que miraba sus ojos, su sonrisa, sus manos… Y se alejaba aunque no quisiera. Y cuando sentía la necesidad imperiosa de abrazarlo se tragaba las ganas, se mordía el corazón y todos los sentimientos que se cruzaban en su estómago como si de cochitos locos se tratasen.

"Quiero que me mires y me veas de verdad,
quiero que susurres mi nombre con los ojos cerrados mientras sonríes,
quiero que me quieras,
quiero recorrer tu cuello con besos,
quiero contar hasta infinito enredándome en tu pelo,
quiero perderme y encontrarme en tus ojos,
quiero que me sobre la piel cuando reduzcamos el mundo a un abrazo…
quiero… quiero… quiero quererte...
Pero no debo, porque querer y doler van de la mano...al menos cuando se trata de mí".