...

Hace unos días, hablando con alguien por el msn, llamémoslo “sujeto A”, me quedé de piedra cuando la conversación se fue tornando de saludo a desvarío después de que él me dijo:
- ¿No te aburre la soledad?
Me quedé un rato pensando y cuando al fin creí encontrar las palabras adecuadas no me salió nada de los labios (ni de los dedos) salvo un “en fin…”, y mientras, en mi cabeza, sólo una imagen se repetía sin cesar, la SUYA… Entonces Sujeto A me dijo:
- ¿Y cómo hago para enamorarte?
¡No pude evitarlo!, me salió una carcajada tras la que contesté:
-Busca a otra, no podré verte nunca como algo más que un amigo.
-No puedo buscar a otra, ya encontré a la chica de mis sueños…
-¡Pues despierta antes de que se convierta en pesadilla!
-Al menos déjame que intente enamorarte.
Guardé silencio. Cinco, seis, siete minutos… Una respuesta.
-Bueno...
-¿Me dejas intentarlo?
De pronto en mi móvil suena una llamada perdida, sueño que es SUYA, corro a mirarla y… ¡acierto! Entonces me arrepiento de la palabra con la que le fui infiel a mis sentimientos segundos antes.
-No, mejor no, no lo intentes… ¿ves? No te convengo, soy muy rara.
-¿Por qué? ¿Hay otro?
-No, no lo hay. Es sólo un sueño.
-¿Por qué, a él tampoco lo aceptas?
-Sí, pero a él le pasa justo lo que me pasa a mí contigo.
-¡Dios! Me gustaría estar en su lugar.
-Y a mí ser… en fin…
-Entonces… ¿mejor dejamos lo de enamorarte para otro día, no?
-Sí, creo que es lo mejor. Pero no te hagas muchas ilusiones.
-Sólo las justas para seguir viviendo.
-Tengo que irme, buenas noches.
-Buenas noches, no te pido que sueñes conmigo porque es mucho pedir, pero no sueñes con él por favor.
-Vale, intentaré que no venga a mi sueño de las 2.30…



[Opciones, cerrar sesión]

Cojo el móvil y una vez más contesto el toque que me dio ÉL minutos antes. Y al otro lado del teléfono un simple “Piiiiiii” me hace sonreír.
Pero bahhh, ¿enamorada yo?
No, yo no soy de esas.

¡Qué ganas!

La vida… una continuidad de día tras día… Y tras un día malo puede venir otro peor, o puede girar la ruleta drásticamente y venir un día bueno y tras el día bueno, venir otro mejor (o no). Y qué ganas hay siempre de que todos los días de nuestra vida sean de esos últimos, buenos o mejores, nunca malos. Qué ganas de levantarnos cada día y descubrir que tras las ventanas asoma un sol enorme radiante de luz, que tras los cristales se ve un cielo precioso vestido de raso azul, y a ras del suelo hay una hierba tan pura que es confundible con la esperanza vestida del más alegre de los verdes… Qué ganas de vivir esos días uno tras otro incansablemente… qué ganas… aunque sea simplemente para sentir que al día siguiente puede acabarse el mundo porque estas contento y ya todo te da igual… Y qué bonito cuando sientes que ese día es uno de los mejores que has vivido y vivirás porque simplemente valoras el estar vivo y sientes que hasta el cielo te invita a ser feliz.

...

L: ¿has visto la cara de idiota que se te pone cuando hablas con él?
M: ¿yo? Bahhhh

(Mientras YO hablaba con otro ÉL)

M: ¿quién pone ahora cara de idiota al hablar con él?
L: ¿yo? ¡Ja! eso es un chiste, ¿verdad? (por favor di que sí…No puedo poner cara de idiota… no, no… me niego…)

Pero una vez más se me escapa un suspiro…

Bienvenido a la verdadera felicidad.

Hace un tiempo estaba mal, muy mal. Muchas veces me sentí perdida, sola, sin ganas ni motivos para seguir adelante. Muchas veces convertí a mi cuerpo en esclavo de mi razón. Controlé mis reacciones, me volví fría y calculadora, todas mis miradas, gestos y sonrisas estaban programados. Cada pestañeo tenía su función, esconder lágrimas, esquivar miradas… Desafié a mi propio carácter espontáneo y alegre, y a cada indicio de “sentimientos profundos” lo convertí en una carcajada forzada que más tarde desaparecería del mapa de mis sentimientos. Durante mucho tiempo confundí mi obsesión a controlarlo todo con la felicidad, creí que para ser feliz solo necesitaba un poco más de control cada día. Y ahora, después de años intentando ser perfecta, intentando engañar a los demás y engañarme a mí misma… Ahora, al descubrir que por mucho que lo intente soy una perfecta imperfecta; hoy, descubro que la felicidad se encuentra en la libertad de ser uno mismo con todos sus pros y sus contras, que en equivocarse no está el fracaso sino la virtud de aprender. Ahora sé que la felicidad reside en aquellos que aceptan sus fallos y dan importancia a sus virtudes, que viven en medio de la realidad y no en un mundo de papel y apariencias. Porque ahora me doy cuenta de que es mejor vivir en una realidad cruda pero que nos adora, que nos hace llorar de tristeza y reír de alegría en tan sólo un segundo, que vivir en esclavitud perpetua.

Hoy tengo ganas

Hoy tengo ganas de reír, saltar, desafiar a la gravedad y volar aunque sea en sueños. Hoy tengo ganas de cantar aunque me escuches y te rías de mí o conmigo, da igual, porque hoy también tengo ganas de escucharte reír. Hoy tengo ganas de comerme el mundo sin sufrir indigestión, de sentirme grande aun siendo un puntito en medio de la inmensidad. Hoy tengo ganas de ti, de estar a tu lado y abrazarte seas quien seas. Hoy tengo ganas de mí, de mirarme al espejo y regalarme una sonrisa. Hoy tengo ganas de hablar aunque se nos acabe el día y ya no sepamos qué decir. Hoy tengo ganas de ser yo misma sin mirar quien eres tú para sonreírte, invitarte al cine, contarte un chiste malo y hablarte de lo mucho que quiero a mi perrita. Hoy tengo ganas de escribir aunque me salgan incongruencias, de soñar y pensar que todas mis metas son realizables. Hoy tengo ganas de escuchar a Fonsi pero también de escucharte a ti. De hablar en persona en medio de una multitud o en un lugar intimo, por teléfono o por Messenger, pero de hablar contigo. Hoy tengo ganas de sonreír y sentirme plena aunque mañana vuelva a arder Troya porque aunque sea sólo por hoy quiero dedicar el día a ser feliz.

Hablando de mí.

Hablando de mí te diré que no hay nada interesante que decir, soy así como me ves o como dejo que me veas… Un desastre indefinido que se pierde y que te encuentra. Río sola y sin motivo, río contigo o sin ti, lloro, crezco, amo, sueño; despierta o dormida, pero sueño… Salto, corro, caigo, me levantas o me levanto, ando sola, vuelvo a caer, me das la mano… elijo aceptarla, o no… pero sigo andando. Soy así, a veces hablo y no digo nada o lo digo todo sin hablar… Me rio de chistes tontos durante rato, lloro con pelis ñoñas una y otra vez, confundo cosas y palabras al hablar y pinto el mundo del revés… A veces me hablas y a los cinco minutos lo he olvidado y tengo que volver a preguntar… Canto en la bañera y fuera de ella, me aburres y en silencio vuelvo a cantar y te ignoro sin dejar de oírte pero sin escucharte… Dices algo, me molesta y te mando a la mierda, o no, soy brusca o precavida; con frecuencia digo cosas sin pensar o las pienso mucho antes de decirlas y dañar… Así soy… Me sigo atando los cordones de los tenis con lacitos bien fuertes para que no se me caigan, desayuno en mi taza de dibujos, miro las nubes buscando figuritas, duermo todas las noches abrazada a mi peluche favorito, o abrazada a ti. A veces no me peino o me pongo el mismo pantalón dos días seguidos, me encanta cuidar niños pero me cuesta regañarles… Sin máscaras, te escucho y aprendo a quererte al poco de conocerte, veo siempre tus virtudes e ignoro tus defectos o te acepto y te quiero con ellos. Te bajaría la luna si estuviera a mi alcance o te regalaría el firmamento si me demostraras algo especial. Dependo de tus sonrisas y me hace feliz tu felicidad pero soy independiente y no necesito tu consentimiento para elegir, decidir, vivir… Soy la chica melancolía, la que a veces vive de recuerdos y otras veces muere de nostalgia… Me disfrazo de sonrisa o sonrío de corazón, pero nunca tengo mejor regalo. No dejo que me veas o me escuches llorar casi nunca pero no me importa ser siempre tu paño de lágrimas. Sufro en silencio y disfruto a gritos. Me hablas, me dejas, te alejas, te sigo, te pierdo, te recuerdo. Me hablas, no sé qué decir y vuelvo a sonreír. Sufres, no sé cómo actuar y te abrazo… Así soy, caigo y lucho, una y otra vez, siete, ocho, nueve caídas… pero lucho y aprendo a levantarme contigo o sin ti. Soy así fuerte y a la vez débil. Hablo, grito o susurro… montaña rusa o mar en calma… Me emociono y salto, o mantengo la calma y guardo las formas… así de simple o así de complicada. Te amo pero nunca te odio, me alejo pero nunca te olvido… Te abro el corazón y cierro las ventanas, te cierro las puertas o vivo desolada. Siempre estoy aquí aunque no me veas y te escucho aunque no me lo pidas. Soy imperfecta pero perfeccionista conmigo misma y conformista contigo. Hablo mucho, con las paredes, con las piedras, debajo del agua…pero sé callar y escucharte. Casi nunca te llamo o lo hago con temor a molestarte pero me da igual que me llames aunque me despiertes. No te hablo si primero no me hablas tú. Me muero por decirte algo pero espero pacientemente un rayito de seguridad. Mantengo las distancias o no puedo evitar tirarme a tus brazos… Te digo que te quiero o me lo callo eternamente. Ridícula u original, a veces dormilona, muchas otras insomne, soy así depende del día; pesimista u optimista depende de la situación… Así, sin más, soy todo lo que ves y todo lo que no. Niña y mujer, niñata y madura, caótica y templada, complaciente o rebelde… Soy todo depende del día, de las situaciones o de cómo me sienta yo… Depende de lo que veas al mirarme a los ojos o de lo que no ves cuando esquivo tu mirada. Soy todo y a la vez no soy nada.

"De según cómo se mire, todo depende"(8)

Shhh

Shhh, ¡Calla! No digas nada. Sólo mírame a los ojos y durante un segundo, sólo uno, dedícame todos tus pensamientos. Shhh, no hables todavía, vuelve a mirar mis ojos, escucha lo que te gritan en silencio... ¿ya? [...] Gracias por abrazarme, tus brazos no han perdido el calor; gracias por besarme, tus labios me elevan hacia el cielo; gracias por darme la vida y demostrarme que sigues siendo mi héroe.

Pasar página

La vida está compuesta de fases, hay fases buenas, fases malas, fases regulares… y todas las fases tienen sus características. Cuando es una fase buena no queremos que se acabe nunca pero cuando se trata de una fase muy mala a menudo lo único que intentamos es pasar página. Y eso es lo realmente difícil después de una mala etapa; porque en las malas etapas hay decepciones, caídas, sueños rotos… y superar todo eso requiere esfuerzo, ganas, coraje… Porque pasar página consiste en resurgir de tus propias cenizas cual ave fénix. Pasar página es levantarte, sacudirte el polvo y seguir andando. Pasar página es olvidarte de los pensamientos de culpabilidad y entender que la vida es así, que las cosas suceden por una causa u otra y tú no siempre eres esa causa. Pasar página es aceptar las decepciones, restarles importancia y volver a creer. Pasar página es resucitar tus sueños, ir juntando los pedacitos rotos y reforzarlos por las esquinitas como si fuera un frágil puzzle. Pasar página es superar lo malo, no intentar olvidarlo. Porque superar nos ayuda a crecer y lo demás es echar tierra encima dejando pedacitos de las vivencias importantes que nos habían enseñado a vivir y que nos hacían especiales debajo de esa tierra.

Ella

Ella está ahí pase lo que pase, alegra mis buenos momentos y me da su apoyo en los malos. Ella es como una estrella cercana que ilumina mis días y abriga mi alma. Ella es fuerte y a la vez delicada, a veces me golpea y me muestra sus garras y cuando comprendo el motivo, me acaricia con cariño y me besa con calma. Ella forma parte de mi vida, me acompaña a donde vaya… fluye por mis venas, es mi cómplice de batallas. Y es que para mí la música no es solo un puñado de notas sobre un pentagrama, ella es esa cálida sonrisa que nace donde antes sólo había lágrimas.

"Te necesito"

Te necesito ¿cuántas veces en tu vida le has dicho eso a alguien? Yo creo que muy pocas, tal vez ninguna, no lo recuerdo… Y no es que no haya necesitado a nadie nunca, que no necesite a nadie ahora, simplemente se trata de que la autosuficiencia es algo que aprendí desde muy pequeña y siempre creí que necesitar afecto era mostrarme débil. Aprendí a vestirme, atarme los cordones de los zapatos, ponerme los pendientes, fregar los platos… todo con una sola mano, tal vez una y media… Nunca me dijeron como se fregaban los platos con una mano (o una y media), sin embargo no necesité que nadie me explicara. En el colegio siempre fue más de lo mismo; nunca necesité ayuda para hacer tareas, las hacía sola y además me encantaban (posiblemente porque no tenía más vida que la que conocía a través de los libros). Nunca necesité que me defendiera ninguna de mis hermanas (aunque a veces lo hacían sin pedirlo) cuando por una cosa u otra se burlaban de mí, sabía hacer oídos sordos o aguantar las lágrimas y no dejarlas salir hasta que no pudiera más… Creo que nunca necesité ese tipo de cosas, sí necesité la aprobación de los demás en todo lo que hacía, ¡maldito complejo de doña perfecta!, pero me daba igual que no me enseñaran como ponerme unos pendientes, aprendí a base de intentarlo yo sola, sin embargo si necesité más de una vez un abrazo o un “no te preocupes”, una sonrisa o una mirada de “ciertas personas” cuando por azar o por suerte, mala suerte, perdí alguno de mis pendientes favoritos. Aún así no recuerdo haber dicho nunca “te necesito”, quizás lo dije y no lo recuerdo, a lo peor sólo he conjugado el “te” con otro verbo y el “necesito” con cualquier otra cosa, un lápiz por ejemplo. Pero he necesitado a tanta gente… quizás ahora necesito a pocas personas, pero las necesito… porque sin sus sonrisas, sin sus abrazos, sin su voz, el mundo pierde color y porque me siento más completa cuando sé que están ahí dándole sentido a mi existencia. Puede que esté escribiendo esto porque antes echaba mucho de menos a mi madre, un año pasé sin hablar con ella, sin verla, sin perdonar algo que ahora empiezo a entender, un año tardaron en empezar a cicatrizar las heridas y ahora que van por buen camino se que durante ese año la necesité, la necesité mucho pero no se lo dije. Al igual que no se lo dije a nadie cuando yo misma alejaba a todo el mundo de mi lado mientras gritaba en silencio “Te necesito”. Justo ahora lo entiendo… Sí, soy autosuficiente, puedo hacer todo yo sola, (aunque sea con una mano y media) pero “te necesito” no significa ser débil, significa que soy humana y que a pesar de todo sigo VIVA.

Recordarte

Todos los recuerdos bonitos que vivimos juntos los he guardado en una esquinita de mi corazón, ahí estarán a salvo del olvido pues de vez en cuando me gusta dar paseos por nuestros momentos. Y aunque no habrá segunda parte fue tan intensa la primera que prometo no olvidarla nunca… Al fin y al cabo por algo me llamabas “chica melancolía”. Atesoraré cada segundo que vivimos juntos, cada mirada que me regalaste, cada palabra que emprendió un viaje sin retorno de tus labios a mi corazón y estarán ahí grabadas para siempre, cada roce con que tus manos me dieron calor, cada sorbito de vida que me brindaron tus besos y cada ilusión que nació en mi corazón con tu simple presencia.