Por qué demonios.

No sé por qué me cuesta tanto dar oportunidades a tíos que sé que valen la pena tanto o más que tú. Vamos a ver… si las malditas mariposas murieron hace meses, si ya no siento la necesidad imperiosa de pasar tiempo contigo, si cada vez me importa menos lo que pienses de mí… ¿qué demonios me pasa cuando se me acerca otro tío? No sé si es que te quise de más y fue demasiado… No sé si es que después de cerrar por derribo y apuntalarme el corazón se me olvidó darle cuerda y perdí la oportunidad de volver a sentir. No lo sé.

Te di por perdido desde el principio, no esperé nada de ti, ni recibí nada más que tu amistad… ¿Qué me falla para que sigas presente en mi subconsciente y te saltes el sub cuando menos debes? Vale, lo reconozco, al principio me encandiló tu personalidad, te confundí con fuegos artificiales y en realidad si lo pienso fríamente sólo veo una bengala... ¿Por qué narices tu imagen sigue irrumpiendo en mi cabeza cual pirotecnia de gran calibre en los momentos más prometedores?


¡Ya sé que tú no has hecho nada! Pero es que me tienes harta, ¡búscate otro ático, que salir del corazón para atrincherarte en mi cabeza es frustrante!… Que no, que ya no siento ni la mitad de la mitad de la cuarta parte de lo que llegué a sentir y cada vez resultas menos tóxico, pero es que necesito que desalojes, chico, que si no, no hay quien se siente en el ático a acompañarme en las noches de insomnio y regalarme gusanos de seda.




Pd: lo sé, debería apellidarme abandono... 
si aún queda alguien leyendo semejantes desvaríos, 
¡gracias!

1 comentario:

Amanda S. dijo...

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