Palabras

¿A dónde viajan las palabras cuando se dicen?
¿A la memoria de unos?, ¿a los corazones de otros?, ¿al olvido absoluto?

¿Y qué pasa con las que no decimos?
¿Las olvidamos?, ¿sufrimos en silencio el hecho de retenerlas?

Existen tantos tipos de palabras y tantas formas de interpretarlas... a veces las decimos en voz alta para que sean escuchadas, las regalamos; otras veces las dejamos escapar entre susurros que quizás nadie escuchará o entenderá; por desgracia, muchas veces las guardamos en nuestro interior, las encerramos y convertimos en prisioneras de nuestro propio silencio. El silencio es el carcelero. Así mismo, el perímetro de seguridad es la cremallera que nos cosemos en los labios y el castigo es la agonía.

Palabras, palabras... a muchas no les gusta estar encerradas, pero tampoco pueden ser liberadas y es que siendo libres podrían causar más daño que la agonía del encierro, sobre todo si se liberan después de mucho tiempo, pues las palabras son prisioneras que si no son liberadas en su momento más tarde pueden resultar fulminantes.

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